sábado, 6 de marzo de 2010

Vivir viviendo. Superar esa vida errática y resignada del desierto de la mediocridad. Un bálsamo del ayer. Chocolate caliente con nata y pétalos de rosas. "Cuenta la leyenda persa.. " me lees en nuestro jardín secreto. Miro por el ventanal y me sorprende descubrir que fuera sigue lloviendo. La luz es tenue y difumina los contornos de la estancia, pero tu sonrisa permanece nítida en mi memoria. Mientras remuevo con la cucharilla los posos del té negro, recuerdo aquel poema que Nietzsche escribió cuando su vida era tan caótica, oscura e incomprensible como la nuestra. Sólo locos, sólo poetas, en busca de algo que no alcanzamos a comprender. El bajo del pantalón empapado, como tu pelo, escarcha en el corazón que sólo tu sonrisa puede derretir. Tu sonrisa y ese chocolate. Mientras te relato entusiasmada la clase de esta mañana, sonríes enigmáticamente. Ahora ya comprendo tu debilidad por el viejo poeta loco. Vivir viendo. Comernos el mundo a bocados, romper, romper con todo. Tragedia clásica. Héroe luchando contra un destino que no puede cambiar. Sólo loco. Sólo poeta. Qué poético, morir por un ideal, y qué utópico en esta época de desasosiego e incertidumbre. Nosotros vamos muriendo poco a poco, buscando algo que aún no alcanzo a comprender bien. Dolor y dudas. Tan veraz que duele. Rabia atronadora, excitantemente violenta. Resuenan los acordes de esa canción de Ozzy Osbourne y nos volvemos locos del todo por Huertas, mientras pisamos charcos y bailamos bajo la lluvia. La gente en la calle nos mira con desdén que sólo es envidia mal disimulada. Ahora sí, ya no hay nada que nos pueda parar. Tocando esa guitarra eléctrica imaginaria que agite las conciencias del mundo entero y haga vibrar los corazones de cada rincón con algo de vida con tal atrocidad y potencia que cada célula se estremezca y baile al compás de nuestra melodía. Comprendiendo que es imposible prolongar una nota eternamente, por muy sublime que sea. Extrayendo la esencia. Lo efímero es eterno si queremos. Este momento para siempre. Recordado más que revivido. Idealizado entre bruma como la que nos confunde en esta noche inhóspita de Febrero. Perdidos en tierra de nadie, sin más pretensión que descarrilar, como dice la canción. Locos, locos y absurdamente felices, como niños, sin ataduras, sin más reglas que las que juguemos a inventar mientras nos reímos salvajemente. No importa nada de fuera. Encontrarnos y descubrirnos con cada sentido, sin prisa. Da igual el mundo, león. Atrévete a vivir corazón.


Otro acorde más, visceral, rasgado y contundente. La estela de los versos finales flota entre pensamientos confusos.. Pretendiente de qué verdad. No existe más realidad que el aqui y el ahora. Tú, yo, esta noche. Un mundo entero de posibilidades. Sólos locos, sólos poetas.