Se dejaba fluir
Se dejaba morir
en cualquier portal
en cualquier noche
con cualquiera
que supiese que todo el cuerpo
es labio
cuando aprieta el reloj
y sudan las ganas
y tic-tac, tic-tac
se dejaba correr
en la noche, la noche.
Noche era y siempre fue
abismo.
("cuando miras largo tiempo al abismo
el abismo también mira dentro de tí")
-susurra una sombra-
y ella tiembla
mientras se recoloca la falda
y aún temblando,
aún polvo blanco en las venas,
regresa a casa
y piensa
"¿dónde está mi casa?"
y le golpea la violencia
de la certeza diluida
en grumos mal cortados
"estoy perdida,
me perdí, me perdí
hace ya tiempo, joder"
-cállate, hostias.
El cristal del escaparate
refleja una huida
y las mangeras de los operarios
de limpieza
ahogan la noche.
Son ya las 6:00
y sigue sin encontrarse.
(la encontrarán tumbada en la
acera, con los ojos blancos
y la sonrisa volada)
"Cómo se quiere que muera a tiempo
quién nunca ha vivido a tiempo"
F. Nietzsche